(Pitágoras )
Esta pequeña frase enseña una gran verdad. Por lo tanto necesitamos conocer qué principios y valores debemos inculcar a nuestros hijos (desde su más tierna infancia), para así formar su personalidad con enseñanzas que los hagan ser personas buenas ante Dios y ante la sociedad.
No debemos esperar hasta que crezcan para corregirlos, o que cometan un error para lamentarnos o ahí sí venir a enseñarles lo que hubiera sido más fácil que aprendieran sin un reproche de por medio. Muchas veces esperamos que porque nuestros hijos nacieron en un buen hogar, por lógica deben ser buenos y personas correctas.
En ocasiones nos asombramos cuando sabemos de jóvenes de buenas familias, que son sorprendidos cometiendo delitos, y esto sucede porque los padres creemos que las enseñanzas se aprenden porque sencillamente forman parte de una buena familia, como si nuestros hijos supieran leer nuestra mente, y extraer lo que hay en nuestro corazón.
No debemos esperar hasta que crezcan para corregirlos, o que cometan un error para lamentarnos o ahí sí venir a enseñarles lo que hubiera sido más fácil que aprendieran sin un reproche de por medio. Muchas veces esperamos que porque nuestros hijos nacieron en un buen hogar, por lógica deben ser buenos y personas correctas.
En ocasiones nos asombramos cuando sabemos de jóvenes de buenas familias, que son sorprendidos cometiendo delitos, y esto sucede porque los padres creemos que las enseñanzas se aprenden porque sencillamente forman parte de una buena familia, como si nuestros hijos supieran leer nuestra mente, y extraer lo que hay en nuestro corazón.
Para educar hijos buenos, debemos tener conocimientos que formen no sólo nuestro carácter como padres ya que debemos darles buen ejemplo, sino también formar el carácter de ellos de una manera saludable, con principios, valores, y enseñanzas edificantes y constructivas.
Necesitamos saber qué enseñanzas les debemos dar a nuestros hijos para darles una formación integral.
A los hijos se les debe enseñar desde pequeños, hablar con ellos, tomar temas específicos y enseñárselos y no esperar a que aprendan conceptos erróneos que los lleven por caminos que nos hagan llorar y lamentar.
Proverbios 22:6: "Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él".
Proverbios 22:6: "Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él".